Hasta el 20 de octubre de 2024 está en La Marina de València la reproducción, llevada a cabo en 1992, de la nao Victoria. Os animo a visitarla. A través de la visita podrás conocer en detalle todo lo narrado en su diario de a bordo por Antonio Pigafetta. Por todo el barco encontraréis códigos QR con las explicaciones más variopintas.
Una muy curiosa hace referencia a los dichos que utilizamos y que vienen del mundo marinero: Salvarte por los pelos (cuando algún marino caía al agua por accidente tenían solo dos formas de salvarse: cogerse al cabo o cuerda que siempre había en la popa o que un compañero te agarrara de los pelos con fuerza y tirara para arriba); No dar palo al agua (con la navegación a remo cuando alguién no quería trabajar mucho apenas bajaba el remo para hacer la fuerza necesaria) o Ponerse las botas (los marineros iban descalzos en la nao o carabela, cuando llegaban a puerto se ponían las botas para bajar y disfrutar de buena comida y compañía).
Como complemento a la lectura del diario de a bordo de Antonio Pigafetta sobre El primer viaje alrededor del mundo el curso pasado visitamos el Edificio del Reloj del puerto de Valencia. Este edificio estaba muy próximo al Baluarte del Grau, base del sistema de torres de vigilancia que se distribuyeron a lo largo de los casi 500 km de costa de la Comunidad Valenciana.
El sistema defensivo se construyó a mediados del siglo XVI por temor a piratas y corsarios berberiscos (del norte de África) u otomanos. Los piratas, al desembocar en la costa, asolaban y saqueaban ciudades y pueblos. Los reyes (Carlos V y Felipe II) financiaron un sistema defensivo coordinado y estable gracias al impuesto sobre la seda que se recaudaba en territorio valenciano. El sistema se copió en Andalucía y Cataluña.
Las torres de vigía, al igual que las murallas medievales de las ciudades, dejaron de tener utilidad a partir de bien entrado el siglo XVIII cuando los avances en la artillería pesada (cañones) y los explosivos hacían que estas construcciones perdieran su función defensiva. Hoy en día conforman un paisaje cultural de gran valor (escudos en banderas de municipios, expresiones hechas, nombres de lugares) y relevantes elementos patrimoniales.
Con uno de los miembros del equipo de la exposición y la cátedra Demetrio Ribes (Universidad de Valencia): Oscar Calvé Mascarell
Reproducción de una nao típica del siglo XVI
Grupo de estudiantes de 3º de ESO que asistieron a la excursión, gracias a la profesoras Chelo y Paula por acompañarnos
Durante la exposición
Torres vigías que continúan hoy en pie como patrimonio arquitectónico cultural
Vimos también, en clase, el peligro en el Atlántico que suponían los piratas holandeses e ingleses y cómo se salvaguardaba la Flota de Indias con los barcos de la Armada real, es decir, las Galeras de España surtidas de presos de delitos de sangre que así conmutaban su pena, si sobrevivían.
En fin, estructuras arquitectónicas defensivas (en puertos de ciudades costeras o torres vigías en cabos), guerras y actuaciones defensivas/ofensivas de la Armada real sirvieron para guardar las costas mediterráneas y el monopolio del comercio de España con América hasta el siglo XVIII. A partir de entonces los avances en las armas de fuego (nuevos explosivos y cañones) y la libertad de comercio tras el Tratado de Utrecht dieron paso a un nuevo mundo en el que piratas y corsarios ya no tenían cabida.
Nos vemos en clase,
Victoria